
la cocina
de pepina
Christian Sepúlveda
La Cocina de Pepina es una probada al legado Culinario María Josefina Yances.
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La misión de Pepina es recuperar y preservar todos los sabores de la cocina tradicional de las casas de Córdoba, Sucre y Bolívar.
Ascender en la geografía colombiana implica al mismo tiempo, descender en altura sobre el nivel mar. Al norte, dónde las culturas de los indios Malibúes y Zenúes se asentaron, se ondea el sombrero vueltiao, tejido por las hábiles manos de las artesanas caribeñas, al son de las gaitas y tamboras construidas en los Montes de María. Allí donde la cálida brisa invita tanto a locales como a turistas a disfrutar del sol y el mar, se encuentra la región Caribe colombiana. Es aquí donde se hallan los ritmos más tropicales, los colores más vivos y una gastronomía que refleja el calor y la alegría de su gente.
Hacia el interior de esta región, alejándose un poco del inmenso mar pero mostrando el verdor característico de los cultivos locales, se asoma la llanura. El Caribe Sabanero es una de las 15 subregiones costeras, abarcando 124 kilómetros de territorio que incluyen los Montes de María en los departamentos de Bolívar y Sucre, así como el departamento de Córdoba. , En estas extensas sabanas cercanas al río Magdalena, nacen los ritmos de porros, fandangos y bullerengues , junto con una rica tradición gastronómica influenciada por la cultura árabe que llegó durante la migración del siglo XIX, fusionando sabores y preparaciones.
Ingredientes como la berenjena y los sabores picantes que realzan los mariscos son resultado de esta fusión cultural. . La región está rodeada por accidentes costeros y desembocaduras de ríos como el Sinú, destacándose también como centro de desarrollo ganadero y pesquero, y por la riqueza de sus productos agrícolas como yuca, maíz, plátano, ñame, arroz, aguacate, piña y algodón. Desde este territorio colombiano emerge una cultura que promete atraer con su calidez y abundancia, ofreciendo una experiencia llena de movimiento, sabor y disfrute.
Ají DUlce
Desde tiempos inmemoriales, las comunidades originarias han explorado y compartido los frutos que brotan de las tierras tropicales, estableciendo así una región emblemática de sabores y colores vibrantes. En esta arraigada tradición se destaca el uso de un producto potente que enriquece el sabor de los ingredientes más simples de la cocina.
El ají, cultivado a partir de diversas semillascon una amplia gama de sabores, desde los más suaves hasta los intensamente picantes, y de tonalidades llamativas , es un producto característico de muchas regiones de Colombia.
En las llanuras del Caribe, surgió una variedad especial de este fruto: el ají dulce. Con forma triangular y de colores verdes, rojos y amarillos, no supera los seis centímetros de diámetro ni los ocho gramos de peso. Se desarrolla de manera óptima en temperaturas alrededor de los 20°C. Este ají se utiliza en al menos seis de los siete departamentos de la región como especia para realzar los vinagres criollos, sopas, guisos, salsas y estofados. También se puede degustar cocido y mezclado con ingredientes como ajo, cebollín y cebolla roja, y sirve como aliño para las carnes rojas características de la región.
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Este pequeño fruto ofrece un universo de sabores, combinando matices dulces y picantes que brindan a los comensales toda una experiencia gastronómica de mucho sabor caribeño.


Suero costeño
Cada región de Colombia tiene un ingrediente o preparación emblemática que aparece de inmediato en el imaginario de quien menciona alguna parte del país. Si hablamos de los departamentos de Bolívar, Sucre y Córdoba o del Caribe Colombiano en general, es casi seguro que el primer alimento mencionado será el suero costeño o atolla buey. No es difícil deducir en qué consiste este típico alimento. De la leche entera combinada con cuajo o con vinagre, limón y sal, surge una separación de la caseína, es decir, la parte láctea del producto, y el suero.
Este resultado es una salsa blanca, reconocida como una de las 20 mejores del mundo, cuyo sabor agrio y ácido es perfecto para acompañar casi cualquier preparación. Su textura suave, espesa y cremosa la convierte en el en el 'dip' ideal para acompañar algunos tubérculos fritos o un crujiente patacón. Además ofrece una experiencia gustativa difícil de rechazar, el suero costeño proporciona vitaminas C, E y D, lo que lo hace no solo delicioso, sino también nutritivo.
ÑAME
Aunque la región cundiboyacense es conocida por ser la principal productora de tubérculos en Colombia, las tierras del Caribe también tienen un tubérculo destacado: el ñame. Similar e apariencia a la yuca, la papa y el boniato, el ñame es una raíz con una corteza dura de color café oscuro y una pulpa que puede ser blanca, amarilla o incluso morada. Este tubérculo ha sustentado gran parte de la gastronomía del Caribe colombiano hasta nuestros días.
Cultivado en las llanuras de la región debido a su fácil adaptabilidad a suelos tropicales y climas cálidos y húmedos, el ñame es un producto básico en los mercados locales. Además, ha empezado a ganar protagonismo en la alta cocina, donde se busca conservar los sabores más tradicionales en presentaciones innovadoras. Su cultivo comienza con las primeras lluvias del año y se cosecha en el verano. La planta similar a una enredadera con hojas alargadas; la raíz que crece en forma de espiral y puede generar nuevas raíces alcanzando una profundidad de más de 30 cm, dependiendo del método de recolección.
Existen más de 600 especies de ñame, pero solo 12 son comestibles y en Colombia se usan principalmente dos variedades: el ñame espinoso, ideal para preparar el mote de queso, y el ñame diamante. Al igual que otros tubérculos, tiene propiedades medicinales, ofreciendo numerosos beneficios para la salud.
El ñame se puede disfrutar de diversas formas: cocido y acompañado de suero, en sopas frito, en tortas, en arepas o en dulce como es la tradición durante la Semana Santa en la región. Con su versatilidad y su capacidad para conservar sabores tradicionales, el ñame y su almidón no decepcionan a sus comensales, brindando una rica y nutritiva experiencia gastronómica.


MOTE DE QUESO
A la mesa de quien atraviesa los Montes de María o los municipios de Córdoba y Sucre llega una sopa de aspecto particular o al menos para quienes no son locales de la región Caribe. Blanca, algo espesa y con trozos de ingredientes típicos, esta sopa presenta la identidad de toda una cultura en una cucharada: el Mote de Queso. A primera vista, podría parecer una simple sopa de queso, pero su impacto gustativo va mucho más allá, convirtiéndola en uno de los manjares más representativos y tradicionales de esta región del país.
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La historia de este plato se remonta a la época de 1900, durante la guerra de los mil días en Colombia. En el Caribe colombiano, surgió esta receta a base de ñame, acompañada de queso costeño, cebolla, ajo, ají dulce, hogao y un toque especial: berenjenas sofritas. Al combinarse estos ingredientes crean un sabor complejo que refleja la construcción identitaria de esta región.
Este plato sencillo y cremoso, base alimenticia de las familias campesinas, es consumido tanto en lo cotidiano como en fechas especiales.
El Mote de Queso promete un encuentro sustancioso con pedazos de ñame y abundantes trozos de queso. Así, quien prueba esta sopa puede considerar que su viaje gastronómico por el Caribe ha alcanzado su culmen de sabores. . En las mesas de Colombia, y especialmente en el Caribe Sabanero, el Mote de Queso es un plato esencial, idealmente servido con berenjena para disfrutarlo en todo su esplendor y autenticidad.